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"El combatiente espiritual..."


"El combatiente espiritual debe, a cada instante, poseer cuatro cosas: humildad, una atención extrema, la contradicción y la oración. La humildad nos opone a los demonios [interiores], enemigos de la humildad; de esa manera tendremos en el corazón, como aliado, al Señor, que odia a los orgullosos. La atención impide al corazón encerrar cualquier pensamiento, independientemente de su buena apariencia. La 'contradicción' [presentando una fuerza opuesta]  hace que, viendo perfectamente al 'recién llegado', le podamos responder con cólera [firmeza]. La oración, muy cerca de la contradicción, es un grito que se eleva desde el fondo del corazón hacia Cristo, con un inexpresable gemido. Entonces el combatiente verá dispersarse al enemigo [interno] ante el Nombre Santo y Adorable de Jesús, como polvo al viento, y desaparecer como el humo sus imágenes.

                                                                                           La Filocalia, Hesiquio de Batos