"Aquel que haya vuelto puro su
corazón conocerá no solamente las razones de los seres inferiores a Dios, sino
que atraerá también, en una cierta medida, al mismo Dios y, cuando haya
franqueado la sucesión de todos los seres, alcanzará la cumbre suprema de la
felicidad. Dios, manifestándose en ese corazón, se dignará grabar allí Sus
propias leyes por medio del Espíritu, como sobre nuevas tablas mosaicas. Esto
en la medida en que el corazón haya progresado en la acción y la contemplación,
según la intención mística [en un sentido] del precepto:
«Creced» (Gén 35, 11)."
La Filocalia, Máximo el Confesor